En la actualidad (bueno, al menos, desde Zapo-11M, o incluso desde el 78, si bien el momento clave se inscribe en el actual malgobierno antinacional de los ya célebres farsantes, ruinosos y broncos Picapiedra), podría darse el caso, con motivo de unas próximas elecciones generales, de tener que elegir entre el Partido Único antidemocrático y el único partido Democrático.
Por supuesto, si C's repugnase las ilícitas leyes anticonstitucionales y totalitarias de lucha de clases o de sexos, referidas al pasado o al presente, también podría considerarse un partido democrático.
Quedaría, por fin, restaurada la deuda histórica de los españoles con la realidad y la verdad: el PP y el PSOE habrían dejado de ser anómalas oligarquías continentales. Como es bien sabido por todos -en especial, por sus propios dirigentes, militantes y simpatizantes-, la cobardía y la traición son, respectivamente, sus máximos signos de distinción. En cualquier otro país con un mínimo sentido de supervivencia hace mucho que sus jefes habrían sido acusados, condenados y sentenciados. Las nuevas generaciones podrían evacuar a ambos partidos por el sumidero de la historia.
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