martes, 17 de noviembre de 2015

Córdoba

Titular en LIBERTAD DIGITAL (2015-11-16):

      Se veía venir. En Córdoba, además. Dando la bienvenida al enemigo. Welcome jihadist terrorists.

      "El Ayuntamiento de Córdoba, al igual que el resto de consistorios españoles, celebró un minuto de silencio a las 12 del mediodía como homenaje a los 129 fallecidos en los atentados de París. Con ese motivo, el consistorio al completo, con la alcaldesa socialista, Isabel Ambrosio, a la cabeza, bajó a las puertas del Ayuntamiento para recordar a todas las víctimas.

      "Tras el homenaje, sin embargo, una concejal de Ganemos, la marca blanca de Podemos en Córdoba, tomó la palabra para proponer otro minuto de silencio por las víctimas, dijo, del ataque de Francia en Raqqa, la ciudad siria bastión de Estado Islámico en la región.

      "El PSOE, con la alcaldesa a la cabeza, e IU, decidieron sumarse. Los populares y Ciudadanos, mientras, volvieron a entrar en el ayuntamiento." (La negrita es mía.)

      La nación dividida, como siempre.

      Se recuerda que el PSOE gobierna en Córdoba con el apoyo de IU y de los concejales de esa cosa agresiva y juvenil, neomaoísta y pro talibán, bananera y totalitaria a un tiempo, llamada "Podremos-si-mis-tontos-útiles-nos-lamen-el-culo-y-las-botas".

sábado, 14 de noviembre de 2015

Diferencias Francia-España

- Se calcula que hay más de 1.300 franceses en el EI. Vuelven a Francia unos 300.
- Se calcula que hay más de 130 españoles en el EI. Vuelven a España unos 30.

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- En Francia, la izquierda es francófila, chauvinista incluso. Es patriota.
- En España, la izquierda es hispanófoba y, por supuesto, difusora de la leyenda negra. Es traidora.

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- En Francia, la derecha defiende lo mismo que la izquierda. Es valiente.
- En España, la derecha no defiende lo contrario que la izquierda. Es cobarde.

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- En Francia, la belicosa y sentimental Marsellesa es cantada por todos, procedan de Vichy o del gaullisme, sean finos intelectuales cosmopolitas o rudos operarios de la banlieue.
- En España, la elegante Marcha Real (interpretada al menos desde 1761, institucionalizada por Carlos III y declarada himno oficial bajo Isabel II) es pitada en los Estadios de Futbol en presencia del Rey y del Presidente del Gobierno por los separatistas y la extrema izquierda, ridiculizada en todas partes y en toda ocasión por los payasos intelectuales y profesionales de la izquierda moderada, silenciada siempre que se pueda por la derecha y, si no se puede evitar, rebajada por las autoridades a rápido chunda-chunda de 30 segundos en los momentos más solemnes.

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- Las banderas nacionales de ambos países participan del mismo destino que sus respectivos himnos oficiales.

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- En los atentados yihadistas la población francesa está unida: con Francia, luego contra el terrorismo islámico.
- En los atentados no investigados del 11M la población española estuvo y está dividida: la izquierda, contra España y, por tanto, con el yihadismo, o con lo que sea, con tal de que perjudique a la nación (en este caso, Al Quaeda, los moritos de Lavapiés, el esquizofrénico de Asturias o el tío de los 42.000 años de prisión); la derecha, out, o mejor, knock out técnico, groggy, abroncada, sin guardia frente a Tysson, paralítica, ída, escondida, oculta detrás de su sombra.

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- En Francia, la reacción a los atentados está orientada hacia la acción: el contraataque y la derrota del enemigo.
- En España, la reacción a la amenaza yihadista es propiamente una inacción: deserción y retirada, en la derecha; colaboración y entrega, en la izquierda.

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- En Francia, el problema nacional con el terrorismo islámico es, por supuesto, el propio terrorismo islámico.
- En España, el problema nacional a este respecto no es el terrorismo islámico, sino la propia izquierda antinacional. Y su reflejo en el autismo de la derecha. Lo mismo sucedía con el terrorismo nacionalista de la ETA, antes de que ganara la partida al Estado español.



martes, 10 de noviembre de 2015

España

      "Un pueblo que olvida su historia se condena a repetirla." (Santayana)
      La idea es buena, y correcta, pero no su expresión, fallida y, por tanto, ineficaz.
      El problema, en España, no consiste en que se haya olvidado el pasado -¡ojalá!, ello permitiría abrigar esperanzas de llegar un día a rememorar ese pasado y poder normalizar el presente-; lo grave, más aun, lo incurable, es que no se asimila ningún presente histórico. Ni el del tiempo pasado (al menos, desde el fracaso de la Pepa, en 1812) ni el de la época presente (desde la II República hasta hoy). La actualidad histórica se oculta o se fantasea. La historia se ignora o se falsea. Se vive al día, como el niño o el viejo. Mal futuro. De neurótico voluntario. Quizás España no sea apta para el diván, como les ocurre a los escapistas…