domingo, 23 de febrero de 2014

Sicarios políticos

      Ram Manikkalingam, Ronnie Kasrils, Chris Maccabe, Satish Nambiar, Aracelly Santana y la secretaria Fleur Ravensbergen. Como todo el mundo sabe, estas 5 ó 6 grandes lumbreras internacionales constituyen el CIV. ¿Qué es el CIV? "Los conflictólogos son parte del tocomocho de ETA y su entorno", dice con educación Maite Pagazaurtundua.
      Dicho con lenguaje más realista: estos 5 ó 6 ceros a la izquierda son meros sicarios políticos pagados por la ETA y la sombra alargada de su entorno. O sea, son la ETA con careta de mediador. El crimen encargado no es otro que el de equiparar políticamente a ETA y al Estado español ante la mirada siempre desinformada y desinteresada de los organismos internacionales.
      Como si fuesen dos miserables bandas de malhechores enfrentados, en un mismo territorio, por el control mafioso del alcohol, la droga, la trata de blancas o el voto del miedo. Incapaces de hallar por sí mismos un pacto de no agresión. Necesitados de la mediación de un tercero neutral. Lo más efectivo, dirán al cabo, sería mandar los "cascos azules" para interponerse en el conflicto.
      ¿Qué se hace aquí para evitar esa criminalización del Estado o, lo que es idéntico, para impedir la justificación del crimen nacional-separatista de la ETA? En lugar de imputarles el delito de colaboración con banda armada, se les recibe con honores. PNV. La Audiencia Nacional, por supuesto. Raro será que el PSOE e IU no lo hagan a escondidas. 

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