Un amigo de Montaigne escribió un pequeño opúsculo llamado Discurso sobre la servidumbre voluntaria (1549), en el que plantea la cuestión de la autoridad política y analiza las razones de la sumisión del pueblo. Redactado a los 18 años, correcto en el planteamiento elegido, aunque un tanto superficial en el análisis de fondo, el subtítulo de la obra ilustra de maravilla su posición anarquizante: Contra el uno.
Algo parecido podría escribirse en la actualidad acerca de la servidumbre suicida del contribuyente español. No sería nada nuevo. La apología del fraude a la Hacienda Pública ya la hizo durante muchos años, por motivos libertarios, el genial filósofo zamorano Agustín García Calvo. No sería por avaricia y egoísmo, sino por piedad y por austeridad... En este caso, hacia los contribuyentes y hacia el Gran Leviatán, respectivamente.
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