El cristianismo hoy sólo genera nostalgia o melancolía. Como el viejo animismo, el suave culto de Atón en Tell el-Amarna o el divino orfismo helénico. También despierta eterno resentimiento entre los dolientes, cual si hubiera sido una especie de homenaje al sanguinario Quetzalcóatl precolombino.
Por el lado noble: ateos comme il faut, pusilánimes agnósticos, no practicantes ("¡Algo tiene que haber!) y los pocos creyentes que todavía honran a sus padres, a su infancia y recuerdan de buen grado la vieja religión de Occidente. Por el lado infame: las infinitas legiones de bárbaros comecuras y otras lamentables figuras anticlericales que nos recuerdan la furia contra el pasado y la complejidad del alma humana.
Cristianos todos ellos, por supuesto. Al menos, desde el punto de vista histórico y cultural, social y político, moral y psicológico. Fisiológico, incluso.
El nihilismo europeo se refiere, en general, a la falta de fuerza, o sea, a la ausencia de valor y, en esa medida, de veracidad. La medida del nihilismo actual no es la decadencia de una religión antaño activa y creadora -al cabo, sólo un síntoma-, sino la degeneración de las poblaciones, su dejarse ir, su idiocia sentimental, su orientalismo urbano, su fin del mundo, su miedo, su ecologismo, su animalismo...
Tasas de natalidad propias del oso panda y otros bichos anecdóticos, como la mula, el mulo, o su primo, el burdégano. O el ligre, mitad león, mitad tigre. Todos híbridos y estériles. Como se sabe, para mantener el nivel de población y la misma cultura, en el actual estado de conocimientos, es preciso que cada dos miembros de la sociedad, macho y hembra, se comprometa a reponer su nicho (progagando su ADN, su lengua, su cultura y sus manías) con 2,1 descendientes. Sin embargo, en 2009, y contando ya con la aportación inmigrante de las décadas anteriores:
Media de la Unión Europea, con 31 países, y aun cabrían más si se trocearan: 1,38
Algunos ejemplos concretos de tasa de natalidad son elocuentes:
España, la alegría: 1,1 (A la cabeza del pelotón)
Italia, la pasión: 1,2
Alemania, el cálculo: 1,3
Grecia, la dionisíaca: 1,3
Inglaterra, el interés: 1,6
Francia, el amor: 1,8
No hace falta ser un lince para percatarse del panorama desolador. Hasta el locuaz y paciente Muammar al-Gaddafi aprecia signos de la futura victoria del Islam en Europa en unas pocas décadas: "Sin espadas, sin armas, sin conquista. No necesitamos terroristas." Sólo idiotas occidentales.
Véase el instructivo documental popularizado por el cardenal ghanés Peter Turkson. Quizá sea todo una trola, como dicen algunos descreídos mundialistas, y estemos, sin saberlo, en puertas de un Nuevo Sacro Imperio Romano Germánico, o ante el retorno del mismísimo Don Pelayo en Covadonga. En cualquier caso, el vídeo, de
siete minutos y medio, visto por millones de personas en YouTube desde
que fue cargado por un usuario anónimo en 2009, es más que sugerente.
"Si quieres culpar a alguien por el muro fronterizo con México, empieza por Clinton y Bush."
"El muro que quiere
construir Donald Trump ya existe.
Pese a lo
extravagante de sus formas, el muro de Trump lleva en funcionamiento desde
mediados de los '90, cuando la administración de Clinton no sólo autorizó la
construcción de pequeñas porciones del mismo a lo largo de la frontera, sino
que desarrolló la dura legislación anti-inmigración que, más tarde, Bush y Obama
aplicaron. Fue de la mano del primero, en 2006, cuando el grueso del muro
se edificó.
(…) Casi un tercio
de la frontera total entre México y Estados Unidos cuenta con alguna suerte de
control fronterizo físico o valla limítrofe (en algunos casos doble, como
exigía la legislación inicial aprobada
por el Congreso en 2006). Un muro que, si bien no está hecho de cemento, sí
representa un duro obstáculo para aquellos mexicanos que deseen cruzar la
frontera.
(…) A mediados de
los noventa el tráfico de drogas y los índices de criminalidad de Estados
Unidos forzaron a la administración Clinton a recrudecer los controles. La
posibilidad de que la inmigración se disparara como consecuencia de
los acuerdos de libre comercio entre ambos países (el
mismo NAFTA que ahora Trump quiere tumbar) provocó que EEUU optara por
recrudecer la política fronteriza. Se construirían vallas y se redoblaría la vigilancia.
(…) La creciente
inmigración, alimentada por
las políticas económicas de ambos países, recrudeció el discurso de
Clinton, que aumentó en
un 50%, inicialmente, los controles fronterizos. Sentó precedente.
(…) A la altura de
2006, y tras el
recrudecimiento de la seguridad interna a consecuencia del 11S, la
administración Bush optó por tomar un tono más duro con la inmigración ilegal.
Y con objeto de aumentar la sensación de protección frente a amenazas externas,
el gobierno estadounidense proyectó la construcción de una larguísima valla
fronteriza que se extendería a lo largo de 1,125 kilómetros de
frontera.
El proyecto de ley
fue aprobado por el Congreso estadounidense, controlado por los republicanos
pero apoyado por una gran parte de representantes demócratas, en 2006. Más
tarde, la
Secure Fence Act fue llevada al Senado, donde también se aprobó con
mayoría absoluta (con el apoyo de muchos senadores demócratas,entre
ellos Hillary Clinton, partidaria de controles fronterizos fuertes).
La construcción de
la valla, hecha de acero y no de cemento armado, como propone Trump, se
complementó con otras políticas duras en materia fronteriza. Desde 1992, por
ejemplo, se ha quintuplicado el número de agentes (de
4.000 a 21.000, haciendo del departamento de fronteras el más numeroso de
las fuerzas del orden del país, con 60.000 trabajadores), y su presupuesto se
ha multiplicado, pasando de 1.500 millones de dólares a
19.000 millones en 2016.
(…) Pese a lo
megalómano del proyecto, que
sí hará, sólo pisaba terreno moldeado con anterioridad por sus
predecesores. El muro (valla) entre México y Estados Unidos lleva existiendo
durante muchos años, y la decisión de construir uno nuevo por
parte de Trump no es más que, en realidad, la actualización (más alto, más
duro) del viejo."
Vídeo cada vez más censurado y difícil de encontrar en Internet (en inglés y subtitulado en español).
Sencillamente elocuente. Sin palabras ajenas a la acción y a la realidad. Sin adorno ideológico.
Sencillamente repugnante. Sobre todo para los ateos y los agnósticos. Para los cristianos y los judíos también.
No conozco nada más vomitivo.
Vídeo que no verán los superficiales y los ilusos de Europa. Y mucho menos los arrepentidos y los colaboracionistas. Los quintacolumnistas de la sumisión musulmana.
El verdadero cambio climático... Esta vez sí, cambio verdadero. Del clima político y moral europeo. Más aun, de la cultura y la historia europeas.