Hay quien está a favor de profanar cadáveres.
De los lugares santos y, sobre todo, de tapias, cunetas y barrancos.
Son los admiradores del inolvidable Fritz, también llamado "Igor", el célebre idiota tullido ayudante del Doctor Frankenstein, cuya mayor gesta consistía en desenterrar criminales ejecutados.
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Ya lo hicieron en las iglesias españolas desde el 31 al 39. Al tiempo que incendiaban-vandalizaban casi todas y torturaban-asesinaban a casi todos los religiosos que encontraban. Profanaban los cadáveres momificados o esqueletizados allí sepultados y los exponían en público para ser fusilados, apedreados, apaleados, escupidos y humillados.
En los cementerios resulta muy fácil ultrajar y pisotear los cadáveres de quienes estuvieron al mando del Bando Nacional defendiendo a la nación de los crímenes cometidos por el Frente Popular.
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Más difícil parece ser encontrar cadáveres fuera de camposanto.
Sólo se encontrarán restos de asesinados en las checas, sacas y paseíllos de la retaguardia frentepopulista.
En el bando nacional fueron imposibles -por ley- checas, sacas y paseíllos. Y, salvo excepción, improbables -por razón y por lógica- las tapias, las cunetas y los barrancos. Bastaba con denunciar los delitos de sangre a las autoridades.
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