miércoles, 9 de julio de 2014

Audiencia Nacional o la alternativa a la ley

      El problema de estos alternativos es que se meten a torear cuando sólo están contratados para poner banderillas. No es que con gusto opinen sobre la ardua faena del diestro, o del siniestro, lo que está muy bien y es propio de los aficionados. Lo grave, lo mortal incluso, es que estos mansos siempre embisten al trapo y terminan por marearse tirando garrotes a la entrepierna del Tancredo de turno, o del Artista, o del Poderoso. No confunden las tareas, sino que las funden, las mezclan. Usurpan la función del legislativo desde el judicial con la vista puesta en un ejecutivo venidero que les premie la ilegalidad. Alma totalitaria. Así es la Justicia Alternativa. Alternativa Real a la Democracia Formal.
      ¿Quién eres tú para hablar de “medios de comunicación privados”? ¿Quieres medios “públicos”? ¿De quién? ¿De los políticos amigos o de los canallas defensores de la injusticia? ¿De los Partidos Unidos o del Partido Único? ¿De Peter Pan o del camarada Lenin?
      ¿Quién eres tú para afirmar que “resulta obligado admitir cierto exceso en el ejercicio de las libertades de expresión o manifestación”? ¿Quieres que no haya cierta pena contra cierto daño (pues eso, y sólo eso, es la justicia, a saber, la ecuación de Hammurabi entre el ojo de la acción ilegal y el ojo de la compensación legal)? ¿Quieres que, a partir de tu jurisprudencia ilegal, sea legal lo ilegal, esto es, el daño o el exceso de quienes interpretan la ley como tú?
      Por una vez, y sin que sirva de precedente: ¡Zapatero, a tus zapatos!

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