Sin duda, las principales cadenas de malformación de masas (La 1ª, La 2ª, La 3ª, La 4ª, La 5ª, La 6ª y Las Autonómicas, ya sin
diferenciación) compiten por ver cuál es más vulgar, más gregaria, más
populista. O sea, más repulsiva.
Me dicen que hay
debatitos de niños (pedofilia ideológica), que a los cuatro charlatanes reincidentes en gestas de destroyer, despilfarro, latrocinio o soborno sólo
les preguntan por sus pequenos y anecdóticos gustos privados (idiotismo político) y, lo que es peor, que esos cuatro
jinetes del Apocalipsis nacional volverán a vomitar sus naderías, sus trolas, sus reclamos brocha-gorda y
sus estrategias nauseabundas (moralismo pánfilo y estólido).
La guapa y las otras tres. No son feas. Ninguna
mujer adolece de algún grado de sensualidad. Todas son atractivas a su manera. Incluso, aunque se disfracen de adefesios, las chicas malas de la C.U.P. Pues, bien, ¿de
qué hablan las mujeres entre ellas? Los hombres lo tenemos claro: de mujeres,
de futbol, de coches, de curro, de política ficción. Ellas suelen hablar de
trapitos, de bebés y de embarazos, de Fulanita, de Menganito, del machismo
asqueroso que las impide prosperar.
Pero éstas
son morenas. La guapa andaluza y las otras tres. Las cuatro. Aunque no asistí a la velada, yo sé bien quién
ganó el combate. Imagino que también habrá una pelea de rubias. Y luego otra de
pelirrojas. Piensa uno en Marilyn y en Rita. Ya puestos, ¿por qué no un refriega
de gays, o de lesbianas, o de transexuales, o de asexuad@s? El deseo del público estaría garantizado.
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