"Un pueblo que olvida su historia se condena a
repetirla." (Santayana)
La idea es buena, y correcta, pero no su
expresión, fallida y, por tanto, ineficaz.
El problema, en España, no
consiste en que se haya olvidado el pasado -¡ojalá!, ello permitiría abrigar
esperanzas de llegar un día a rememorar ese pasado y poder normalizar el
presente-; lo grave, más aun, lo incurable, es que no se asimila ningún
presente histórico. Ni el del tiempo pasado (al menos, desde
el fracaso de la Pepa, en 1812) ni el de la época presente (desde la II República hasta
hoy). La actualidad histórica se oculta o se fantasea. La historia se ignora o se falsea. Se vive al día, como el niño o el viejo. Mal futuro. De neurótico voluntario. Quizás España no sea apta para el
diván, como les ocurre a los escapistas…
No hay comentarios:
Publicar un comentario