Como diría un cursi epígono del último Heidegger -más poeta
econaturalista que filósofo contractualista, o sea, más sentimental que
pensador-, ayer asistimos a dos acontecimientos planetarios. La expresión es, de hecho, proferencia de una chica Zapo.
El mismo día en que en Alemania, en la Europa democrática y liberal, así como en el resto mundo civilizado, se celebraba el 25º aniversario de la caída/derribo del muro comunista de Berlín (y del sistema soviético), en la vejada España, ultrajada por unos y ninguneada por otros, se asistía con mimo al nasciturus del alzamiento/construcción del muro nacionalista de Cataluña (y del sistema secesionista español). Ahora sólo hace falta tirar del hilo... El cordón umbilical del futuro régimen político que nos aguarda en Catalunya y en lo que reste de España.
El mismo día en que en Alemania, en la Europa democrática y liberal, así como en el resto mundo civilizado, se celebraba el 25º aniversario de la caída/derribo del muro comunista de Berlín (y del sistema soviético), en la vejada España, ultrajada por unos y ninguneada por otros, se asistía con mimo al nasciturus del alzamiento/construcción del muro nacionalista de Cataluña (y del sistema secesionista español). Ahora sólo hace falta tirar del hilo... El cordón umbilical del futuro régimen político que nos aguarda en Catalunya y en lo que reste de España.
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