jueves, 10 de diciembre de 2015

Elecciones Generales en España, 2015. Los tres votos útiles

      Me dicen que hay debates yanquis, o lo que sea, en las telecloacas de los dos Imperios mediáticos, así como en las teleportavocías de los Gobiernos Nacionales y Autonómicos. Con muñecos de Teletubbies.

      Algunos, trajeados: son los del tocomocho.
      Otros, descamisados: o sea, los cuentacuentos, los pobristas, los lloricas, los quejicas.
     Y otros, en fin, cual si fueran los chicos de mantenimiento del plató -prerrevolucionarios, por supuesto-, sucios, sudados, en mangas de camisa, con vaqueros viejos, guarros, sin afeitar, con la llave inglesa en el bolsillo trasero del pantalón y el bocata en el sobaco (¡por su apariencia los reconocerás!): son los cantamañanas, los adánicos demagogos, los voluntariosos alternativos, los indignados perrofláuticos que se dignan a presentarse de esa guisa ante el los jóvenes españoles menores de 59 años con la intención de representar sus más arcanas apetencias y estolideces.

      ¿Qué necesidad hay, criaturas, de volver a ver los mismos caretos y oír los mismos hipidos, las mismas trolas, idénticas simplezas frenopáticas y, lo que es peor, las infinitas bajezas afectivas con las que han estado alimentando a los sufridos espectadores y oyentes durante cuatro interminables años? Si hay algo superfluo en el mundo es una campaña electoral. Peor aun, es contraproducente. Incita a la abstención y, en los temperamentales, al soez voto nulo.

      Por no ver u oír a estos Demóstenes no se sabe lo que daría un alma bien nacida y mejor criada. Éstas, hoy por hoy, viendo lo gestado en la última legislatura, tienen muy fácil la decisión (¡por sus obras los conocerás!).

      Si es socialdemócrata, con perdón, puede votar al emergente C's o a los restos de UPyD. Si es liberal, vade retro!, sólo le queda apoyar el nacimiento futuro de un VOX absconditus.

      Buenas intenciones, sin duda, pero malos nombres. Y todo por alejarse del Partido tradicional. Ahora bien, tienen en común lo más importante, lo común, lo más odiado por media nación y ninguneado por la otra media: son españoles y, además, susceptibles de pacto en cuestiones sociales y económicas. He ahí una empresa de largo recorrido.


      Éstos son los tres votos útiles, si lo que se busca es dejar de alimentar al monstruo de la Corrupción Institucional y frenar la acelerada liquidación de la Nación española.

      El voto "inútil" es el otro. Sólo es útil para lo otro. O sea, resulta perjudicial, tóxico, deletéreo, corrosivo, desintegrador, mortal incluso. Es el voto de los viejos Partidos: PP, PSOE e IU. Renovarse o morir.

      No hablo de la chiquillería malcarada, que a buen seguro venderá su espíritu al Pepito Grillo de su pereza e insignificancia, que le orientará hacia el burdo neomaoísmo irano-bolivariano proyihadista con el que el Cielo parece haber castigado a los españoles del presente por sus muchos pecados sociales, educativos, morales y políticos.

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