martes, 18 de febrero de 2014

El huevo de la serpiente

      "Dictadura blanca", dice uno. "Nazismo con sacarina", dice el otro. Aquello lo ha sido de forma ininterrumpida desde la retirada de Tarradellas. Esto lo fue sensu strictu tan sólo durante el período del tripartito nacionalsocialista, muy bien señalado por Libertad Digital. Hoy, al menos de manera formal, es un proyecto sólo nacionalista, sin adjetivos, ni burgués ni socialista, únicamente folklórico, o sea, popular, del "pueblo", étnico, tribal.
      Sin embargo, esa búsqueda de destino en lo universal impulsada por la suicida burguesía catalana, alentada por los estatalistas pur sang y apoyada por las víctimas de la inmersión lingüística y del correspondiente agit-prop ideológico, puede muy bien derivar, una vez realizado el proyecto y dominado por la parte más activa, en una dictadura negra, la dictadura del Volk catalán en manos del Partido único, el nazismo tal cual, un nazismo sin sacarina, amargo. Algunos recuerdan el aceite de ricino... Y la película de Ingmar Bergman El huevo de la serpiente.



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