Dice Toni Cantó en su blog: "El debate sobre el estado de la nación fue como la película de Bill Murray sobre el día de la marmota. Repetición tras repetición." Lo mismo vale para cualquier otra realidad política.
Como ya debería saberse, y el actor lo descubrirá pronto, la esencia de la política, como la del vicio, no es la maldad (ni tampoco la bondad ausente, como diría un transgresor surrealista de la política, al estilo de los posmodernos neorrevolucionarios), sino la simple repetición de lo que un buen día se comprobó que daba juego, que gustaba... Así desde Pericles. O desde Diotima de Manintea, si creemos a Sócrates en el Banquete platónico.
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